Sala de máquinas
Autor: Miguel Vitagliano
¿Cuál es la tecnología de la imaginación? ¿Qué dispositivos conciben los escritores para inventar un cuarto propio, que imponga su estilo?
Antes de dejar Berlín, Brecht desplegaba su poética múltiple en sus siete escritorios mientras que Sylvia Plath advertía en la puerta de su cuarto: «¡Silencio, aquí trabaja una genia!». Miguel Vitagliano conjura e invoca los espacios, máquinas y manías de diversos escritores, para dejar vía libre a la escritura. Como si el espacio o el dispositivo fuera el primer requisito para la creación. «Llevamos incrustada en el estómago una máquina de escribir silenciosa», dice William Burroughs, y Vitagliano se pregunta cómo grandes escritores desplegaron una poética singular del espacio, su propia disposición, para escribir, siempre, en contra de los obstáculos, los exilios, las dictaduras o las interrupciones de la vida doméstica. Desde los primeros escritorios, como la célebre imagen de san Jerónimo junto a su león, hasta el claustro de Sor Juana, el encierro de Flaubert o la escritura siempre móvil de Sarmiento, cada estilo se puede pensar desde su dispositivo, es decir su disposición para escribir.
Hoy en día no encontramos ni un solo instante de nuestras vidas que no esté, asegura Giorgio Agamben, controlado, contaminado o modelado por algún dispositivo. Esa aparente imposición, es la condición de la imaginación literaria, la conciencia de esa restricción que es a la vez posibilidad. Desde la emergencia de universos alternativos como Tlön al ciberespacio, acaso todo lo que imagina la inteligencia artificial, también requirió antes una sala de máquinas con cientos, miles de escritorios ocultos, dispuestos para encerrarse a escribir las tramas incesantes de la literatura.
«Los escritorios nunca están quietos, solo se detienen en el momento en que hacen visible su característica fundamental, el conjuro, que tiene doble naturaleza: es fábula mágica y es confabulación».
Páginas: 136
Medida: 12x19 cm
Peso: 250 g
ISBN: 9789873633454